Revocación de mandato y las tentaciones del Poder
junio 21, 2019Esta semana el Presidente López Obrador inició por arrojar ideas, aunque no algo concreto todavía, al respecto de una de sus principales promesas de campaña, que es la revocación de mandato, esto es que a la mitad de su gestión el pueblo decidirá si continúa o no.
La idea suena atractiva para el electorado, tal vez hasta populista para algunos; incluso en redes sociales, desde hace ya mucho tiempo, se hizo una comparación o paralelismo con el hecho de que el exlíder venezolano Hugo Chávez prometió algo similar y la conclusión de eso ya la sabemos en cuanto a la historia política reciente.
Por lo que el Ejecutivo mexicano proponía, de inicio, que se realizara el mismo día de la jornada electoral intermedia de 2021; sin embargo, las críticas a manipular de alguna forma los comicios dan a malpensar un poco, ahora para evitar eso la propuesta es que sea el 21 de marzo del mismo año.
En un ideal democrático la revocación de mandato debe ser un ejercicio de rendición de cuentas, no obstante, es una trampa de poder, o populista, en el que los líderes políticos se pueden perpetuar en el cargo.
Lo anterior se podría convertir en realidad si se incluye en una próxima Reforma Electoral, misma que ya se ha puesto sobre la mesa; otro de los aspectos que podrían añadirse es la desaparición de los OPLEs (institutos electorales locales), además de los tribunales electorales, lo que conllevaría un total retroceso con respecto a la última reforma de 2014; no hay que olvidar que puede darse un escenario en el que si desaparecen estos órganos se va a centralizar todo en el INE, junto con el TEPJF, lo que daría a entender que ante una renovación de sus titulares estén al servicio del señor Presidente.
El Poder está lleno de tentaciones, México no es la excepción, y pareciera que una Independencia, una Revolución y lo que hubo después no dejó lecciones históricas importantes tanto a la clase política como a los ciudadanos. Además, resulta sospechoso, incluso hasta irónico, proponer como fecha el 21 de marzo, conmemoración del natalicio de Benito Juárez, Presidente admirado por el actual y que, pues, sobra decir no buscó precisamente una revocación de mandato o ideales democráticos, a pesar de en su ideario político parecernos a los Estados Unidos.