Adiós al neoliberalismo, ¿hola a la improvisación?
junio 21, 2019El circo: Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tiene un tema consentido, un villano recurrente en su discurso, según él, culpable de gran parte de los problemas actuales de México: el “neoliberalismo”, esa “doctrina” malvada responsable de hacer a los ricos cada vez más ricos y a los pobres cada vez más pobres, inhumana e indeseable, que había que desterrar.
La maroma: también reiteradamente, pero ya como Presidente, AMLO ha intentado justificar una y otra vez prácticas que, hasta noviembre del año pasado, eran “neoliberales”: la suscripción de contratos de participación en materia petrolera, la adquisición de deuda, la concesión de obra pública, etcétera, lo cual ha hecho con muy poco éxito.
La política: reducir los males de un país al absurdo, ha resultado de gran provecho político para el Presidente, nada más y nada menos, le llevó a ocupar la primera magistratura, pero… ¿es posible que un gobierno absorba todas las actividades productivas prioritarias?, ¿es saludable que lo haga? En particular el gobierno mexicano, ¿es posible que funcione adecuadamente como empresario?
La respuesta es obvia: NO. Simplemente porque no es una actividad natural de gobierno, el Ejecutivo tiene como función formal principal administrar y administrar no es de ninguna manera sinónimo de emprender; un empleado público siempre percibirá el mismo sueldo, cada quincena, sin importar que una empresa a su cargo (como Pemex, por ejemplo) tenga o no buenos rendimientos, a diferencia de lo que ocurre con una empresa, naturalmente, en manos de particulares.
Sin embargo, y fiel a la única forma de gobierno que conoce de primera mano, el Presidente ha considerado que la intervención estatal, al estilo de los 70s, mezclado con algo de nefasto “neoliberalismo”, y sin metas claras en materia económica, a más allá de un par de meses, son la solución a los problemas económicos del país. Esto último es precisamente lo que está provocando incertidumbre entre las calificadoras y los inversionistas por sí mismos, pese a que alegremente el Titular del Ejecutivo sostenga que él tiene “otras cifras”, sencillamente el discurso, no puede ir contra la realidad.
Acoto, estimado lector: Me permití entrecomillar la palabra “neoliberalismo”, porque fuera de una acepción meramente sociológica (que es su origen natural), no existe tal cosa en Economía, simplemente es una palabra acuñada por un neófito en la materia (Alexander Rüstow) que quiere decir: “todo lo que no es comunismo”.