No basta pedir a los criminales pensar en sus madres…
septiembre 13, 2019Uno de los grandes problemas que aqueja al país, al menos durante los últimos años, es la inseguridad y la violencia producto no sólo del crimen organizado, sino también del rompimiento del tejido social.
Aunque no se descarta que la lucha contra el narcotráfico, iniciada por Felipe Calderón, no hizo más que complicar la situación nacional, las cifras de homicidios, secuestros y extorsiones desde 2006 a la fecha no son nada alentadoras; es más, con todo y el gobierno de la Cuarta Transformación, ni siquiera ha cambiado mucho al respecto, incluso empeorado.
Los datos contrarios a la percepción gubernamental son contrastantes, cabe recordar la confrontación del Presidente con el periodista Jorge Ramos en datos concretos a este respecto, de nueva cuenta resuena en la memoria política del mexicano el connotado “yo tengo otros datos”.
Y de acuerdo, pero ¿cuáles son esos otros datos?, el periodista, así como el ciudadano exigen información concreta, no puede catalogarse como reservada, ya que querríamos saber cifras específicas que tanto órganos gubernamentales, así como de la sociedad civil tienen y que contradicen lo dicho por la administración pública federal.
Ya basta de desviarse por la tangente al respecto, a la fecha no hay ni siquiera un plan o estrategia concreta en materia de seguridad, pese a que en el PEF 2020 se destinaron más recursos a este rubro, además del energético, es decir Pemex.
Resulta ridículo, además de risible, el exhorto del Ejecutivo de pedir a los criminales “que piensen en sus mamacitas”, es como pedirle al viento que deje de soplar o a la naturaleza que no emita ningún desastre natural.
Una estrategia exitosa de política pública de seguridad y prevención del delito, no va por el lado punitivo, aunque de esto hay varias percepciones; en lo personal considero que se debe trabajar en el aspecto comunitario, fortalecer la economía, el empleo, la igualdad de oportunidades, y replantear una estrategia antinarcotráfico que no contemple que el Estado ceda al crimen organizado o les dé amnistía.
Los que trabajan en estas áreas involucradas deben concientizarse, y hacer lo propio con el mandatario, de que es una labor fundamental del gobierno mejorar en este aspecto, aterrizando soluciones como estrategias realistas, bien fundamentadas y sobre todo trabajar en la reconstrucción del capital social que va más allá de regalar dinero o predicar amor al prójimo.