Votar como pasatiempo de fin de semana

Votar como pasatiempo de fin de semana

noviembre 5, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Después de no lograrlo, a partir de las elecciones de abril, el próximo domingo se vuelven a celebrar elecciones generales en España, para votar por los Diputados que posteriormente se encargarán de elegir al Presidente de Gobierno, a propuesta del Rey Felipe VI, quien, fiel a la costumbre, suele proponer al candidato más votado.

Será la segunda vez en el año que los españoles irán a las urnas en busca de un Jefe de Gobierno, y la cuarta en los últimos cuatro años, así pues, ya se les está volviendo un pasatiempo de fin de semana.

Si bien las campañas electorales tienen fama de, únicamente, ser protocolarias, pues cada vez es menos la población que decide su voto a partir de ellas; esta ocasión parecen serlo aún más, pues han sido las más cortas de la historia, con tan sólo una duración de 10 días.

Al igual que en México, en España se prohíbe publicar encuestas unos días antes de la jornada electoral, sin embargo, hay gente que se las ingenia para seguir haciéndolo sin ser objeto de sanción; hoy la manera más utilizada es a partir de emojis de frutas y verduras que coinciden con los colores de los distintos partidos.

Dicho lo anterior, la pregunta natural es: ¿cuál es el escenario actual de cada partido?, ¿las preferencias en qué parecen discernir respecto a abril pasado?

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sigue a la cabeza de las preferencias, a pesar de haber perdido fuerza en los últimos días, producto del descontento de ciertos ciudadanos que señalan a Pedro Sánchez, como el principal responsable de no haber llegado a un acuerdo para formar gobierno, y ahora también de la situación que vive Cataluña.

Por su parte, el Partido Popular, si bien no es el partido que parece que crecerá más, sí podrá ser el más agradecido; dado que en abril fueron los más castigados por la ciudadanía, obteniendo mínimos históricos. Hoy las encuestas le asignan alrededor de 5 puntos porcentuales más respecto a lo obtenido en abril, lo cual es suficiente para seguir manteniéndose como segunda fuerza, como líderes de la oposición y, en una de esas, llegar a encabezar un gobierno.

Mientras tanto, las encuestas siguen señalando que será el partido de derecha radical Vox el que más crecerá, pues, aunque en términos de sufragios únicamente le asignan un incremento de 2 a 3 puntos porcentuales, parece que le alcanzará para tener 9 diputaciones más, que asimismo lo lleven a ser la tercera fuerza política de España.

Ciudadanos, el partido que se autodefine como liberal, pero que a lo largo de los últimos meses cometió gravísimos errores, que hicieron que ni los de derecha ni los de izquierda lo vieran con buenos ojos, parece ser, indudablemente, el partido que más va a perder; hoy las encuestas le pronostican únicamente 1/3 de los diputados que obtuvieron las elecciones pasadas.

Por último, Unidas Podemos, la opción política que representa Pablo Iglesias, parece ser el partido que menos se mueve respecto a los resultados de abril. Si bien es cierto que se le pronostica una caída tanto en votos como en escaños, puede ser consecuencia –principalmente– del surgimiento de Más País, partido de su antiguo amigo Íñigo Errejón, quien decidió presentarse para las elecciones generales en algunas circunscripciones del país.

Sin embargo, y a pesar de esos movimientos, la situación no parece que vaya a ser muy distinta a la que dejó abril, pues las principales casas de encuestas muestran un escenario donde ninguno de los dos bloques ideológicos obtiene una mayoría que le permita acceder sin contratiempos al poder. De tal manera que nuevamente el juego medular estará en las negociaciones que se den después de las elecciones, donde se tendrán que contemplar los roles de los partidos regionalistas, así como la posibilidad de gobiernos de coaliciones.

En fin, vamos a ver hasta dónde llega su juego (el de los líderes partidistas) y hasta dónde llega la paciencia de los ciudadanos españoles, quienes parecen estar cada vez más desesperados y con un comprensible sentimiento de impotencia, pues por más que ellos cumplen con su deber cívico, las distintas fuerzas políticas no se esfuerzan por cumplir el suyo. Parece que no entienden que el no tener –nadie de ellos– una mayoría absoluta, es únicamente reflejo de que tampoco son dignos de la confianza ciudadana.

Isidro O’Shea

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