9M: ni una más
marzo 11, 2020Señor Presidente, hombres y mujeres, qué hace falta que pase para que la lucha por los derechos de las mujeres sea una meta en común. El primero culpa a sus adversarios de disfrazarse de feministas, los segundos se mofan del movimiento y dicen que no son las formas y las últimas alegan que esas mujeres no las representan; pero lo que no saben es que esas mujeres no necesitan su opinión, necesitan ser escuchadas y sus peticiones atendidas.
Acaso no es suficiente con las mujeres desaparecidas, violadas y asesinadas por un sistema que lejos de ayudar, las toma como enemigas, como material para primeras planas amarillistas, como objetos.
No se trata de una moda, como muchas empresas han utilizado con el anuncio del 9M, no es un producto para capitalizar; es un problema social, que cada vez es más grave, más enfermo y denigrante.
México vibró con los pasos de miles de mujeres que marcharon en todo el país, las mujeres alzaron la voz nuevamente, está empezando a formarse una revolución, y si tenemos un poco de memoria histórica, los grandes cambios de la humanidad han surgido después de revoluciones y luchas interminables.
Pude presenciar el 8 de marzo una marcha que se llevó a cabo en Cancún, Quintana Roo, una ciudad que se encuentra en el número uno de feminicidios del estado, y lo que pude observar ahí es el enojo de cada una de las presentes, la fuerza de su unión y lo seguras que se sienten cuando están juntas.
Esta revolución está arrancando y tiene aún mucho trayecto por recorrer, no se va a detener y en cada estado está empezando a crecer; las opiniones están cambiando a favor.
Pero parece que el Presidente y los gobernantes viven en otro México, uno en donde se vive en paz y donde ellos tienen otros datos; un México en donde rifar avión que no nos pertenece parece más importante que un gravísimo problema social; un México donde una pseudoinfluencer, de pelos teñidos de verde, sale a decir que los hombres mueren más y se lo aplauden; uno, donde se protege más a los monumentos que a sus propias mujeres.
Es sorprendente tantos avances que hay actualmente y que sigamos estancados en otros temas más importantes como la justicia, la seguridad y la educación.
No es muy difícil apoyar el movimiento, sólo tienen que quitarse la venda de los ojos, cuestionar sus privilegios como hombres y reconocer los errores que cada uno tiene.
Me permito parafrasear un fragmento de la película V de Venganza, en donde dicen que los edificios son un símbolo, el acto de destruirlos también; el pueblo da poder a los símbolos, solos, los símbolos, no significan nada, pero con bastante gente, volar un edificio puede cambiar al mundo.
Así que señor Presidente, hombres y mujeres que todavía no pueden ver la realidad, aunque la tengan enfrente, espero que pronto empiecen a tomar las medidas que sean necesarias para que las cifras dejen de subir y que los familiares puedan recibir el mensaje “ya estoy en casa”; pero, sobre todo, que todas las mujeres de México y el mundo puedan sentirse seguras donde sea que anden, vistan y hagan y que de verdad, ni una más.