De supermanes malvados y narcisistas políticos
mayo 21, 2021Siempre he sentido fascinación especial por los cómics y todo ese mundo, más en estos tiempos en los que la industria del entretenimiento tradicional como digital, nos ha bombardeado con gran cantidad de productos relacionados; a veces es interesante dar un análisis más profundo a esta mitología contemporánea. Hoy en día reflejada en películas con universos cinematográficos interconectados, los personajes populares de Marvel, DC, Kickass, Watchmen, hasta series de televisión en streaming como The Boys, Umbrella Academy, Invincible por mencionar algunas que abordan el género con una visión alternativa o satírica.
A partir de 1938, muchos expertos en el tema coinciden que es la génesis de esta cultura, ya que es el año en que Joel Schuster y Jerry Siegel, ambos hijos de inmigrantes judíos, plantearon en Action Comics # 1 una idea de un personaje hoy en día por todos conocido que es Superman, que representa los ideales americanos representados en la figura de un inmigrante alienígena proveniente del planeta Krypton, que fue criado por una pareja de granjeros de Kansas bajo los valores humanos, lo que le da al personaje en sus múltiples interpretaciones un código moral que casi nunca ha roto.
Sin embargo, a partir de algunas historias en comics, videojuegos se ha especulado con la idea de un Superman malvado, guiado con otros principios, una de esas versiones es el de la historia de Red Son de Mark Millar, en la que juega con la idea de un Hombre de Acero educado en la Unión Soviética bajo los ideales comunistas y con la posibilidad, a pesar de su negativa inicial, de sustituir a Iósif Stalin.
Otra conocida por los aficionados a estos temas es Injustice, una serie de cómics y videojuegos donde vemos al kryptoniano volcado a una oscuridad, tras la muerte de su esposa Lois Lane junto con su hijo nonato a manos del Guasón.
De ahí tenemos a las versiones malvadas de Kal-El, un psicópata como Homelander en The Boys, o un Omni Man de la ahora aclamada serie Invincible que justifica sus acciones carentes de ética con un objetivo oculto.
Pues suena atractiva la idea para algunos de que un hombre guiado con una moralidad incorruptible rompa ese código, en algunos casos anteponiendo sus acciones en aras de un “bien mayor”, asunto que otros personajes del género o bien políticos de la vida real caen en el dilema de las manos sucias analizado en la ciencia política, el cual consiste en que un acto de gobierno puede ser correcto en términos utilitarios, aunque es incorrecto en términos morales.
La clara analogía de estos súper seres amorales la tenemos en el actuar de los populistas demagógicos, que le pintan el dedo a las reglas del juego democrático.
Gildardo Ledesma
Twitter: @gledesmaa24
Imagen: vk.com