Nos urge democratizar el agua
febrero 2, 2022Pareciera extraño plantearse esto, ¿no? Pues muchos al pensar en democracia podríamos creer que sólo se trata del proceso electoral que llevamos a cabo cada seis años, se emiten los votos y listo, nos olvidamos de la democracia por otro sexenio. El tema es que la urgencia política y social de ciertos temas, como el agua, no pueden simplemente meterse en una urna y confiar que los servidores públicos se hagan cargo.
Cuando nos referimos a democratizar el agua estamos hablando de que más personas puedan tener el acceso, la información y la capacidad para estar involucradas en la toma de decisiones en torno al sector hídrico. Más aún, cuando el sistema político actual no está siendo suficiente ni está cumpliendo con lo establecido en el artículo 4º constitucional, párrafo seis, donde se reconoce el derecho humano al agua.
Sí, necesitamos más y mejor información acerca de cómo se está distribuyendo el acceso al agua; a quiénes se les están otorgando las concesiones y subsidios; así como la calidad del agua que llega a nuestros hogares. Con mayor razón si se considera que el Panorama Mundial de Integridad del Agua (WIN, 2021) nos dice que entre el “6 y 26 por ciento de los recursos destinados al desarrollo de infraestructura podrían perderse por actos de corrupción”.
Considerando esto, podemos ver que los actos ilícitos y la opacidad en el sector hídrico es algo de todos los días; lo que se ve favorecido por una debilidad institucional y el limitado monitoreo. Según una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción, a pesar de que en la Ley de Aguas Nacionales se señala que todos los titulares de una concesión deben contar con un medidor, sólo 11% de los usuarios tienen medidores. Lo que termina por convertirse en un verdadero problema, ya que el otro 89% podría estar contribuyendo gravemente a la explotación de mantos acuíferos, teniendo fugas o utilizando agua de baja calidad y no se sabría porque estos datos no se reportan.
Ya lo ha reconocido quien estuvo encargado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Víctor Toledo, pues mencionó que existe un “uso indiscriminado y antidemocrático del agua”. Como ejemplo de esto, está el hecho de que la información del sector hídrico está sumamente centralizada en la Comisión Nacional del Agua (Conagua), a diferencia de las múltiples plataformas que existen en el sector de energía. Hoy en día no existen mecanismos efectivos que permitan que la ciudadanía pueda ejercer control democrático sobre la gestión del agua.
Sin duda, el agua es un tema de democracia pues no se puede continuar con el status quo en donde aquellas personas con capacidad económica o influencia política son las que pueden decidir sobre el líquido vital, mientras que entre 12.5 y 15 millones de habitantes no tiene acceso al agua potable (Perló, 2019). Más aún si se incluyen temas como concesiones para fracking, megaminería y megaproyectos hidroeléctricos en los que no se consulta a las comunidades aledañas.
Ante todas estas problemáticas es que se han impulsado acciones desde la sociedad civil organizada, creando iniciativas como Agua para Todas y Todos, Agua para la Vida y la Iniciativa Ciudadana de la Ley General de Aguas en donde se busca democratizar los consejos de aguas y cuencas, pues hoy en día están acaparados por los grandes usuarios del agua (industria, agroexportación y minería). Estas iniciativas, a manera general, buscan construir contralorías ciudadanas del agua en municipios y en la Ciudad de México para garantizar una Ley General de Agua. Así como construir buena gobernanza del agua, es decir, la gestión democrática, participativa, descentralizada y sostenible del agua y las cuencas.
Considero que estas acciones ciudadanas son sumamente necesarias para la reconfiguración de los procesos sociales, políticos y culturales que caracterizan las relaciones de la humanidad con el agua. Los cambios se pueden hacer a manera multinivel en donde la transparencia y la rendición de cuentas en el sector de hídrico se convierta en una realidad. Sin embargo, si no se puede medir ¿cómo evaluar? como solución a esto podríamos apoyarnos en la innovación y el uso de tecnologías de la información (TIC’s).
Como ejemplo, una iniciativa que busca brindar este tipo de soluciones en materia de agua y energía es casAgua. ¿Qué es casAgua? Es un fondo de inversión no convencional, que busca incubar startups de agua y energía. En un inicio con rondas de inversión semilla. Específicamente en productos relacionados con las TIC’s que puedan hacer el manejo de ambos recursos eficiente, útil y accesible para todas las personas, por medio de la transparencia de los datos de la calidad, el gasto o el consumo.
Actualmente, casAgua está promoviendo su primera convocatoria de inversión (del 17 de enero al 19 de febrero) para encontrar ideas, conceptos o proyectos de negocio en etapa temprana, con el objetivo de lograr en ellos estabilidad y seguridad económica.
Ser seleccionada/o y formar parte del ecosistema de startups de casAgua conlleva los siguientes beneficios: mentoría y conocimiento en gestión de la empresa, tecnología, oficina y espacio de trabajo, laboratorio de pruebas y una inversión de $300,000 a $3,000,000 MXN.
A partir de esto, casAgua busca contribuir al país con el desarrollo de startups innovadoras que ofrezcan soluciones radicales y que realmente generen un impacto positivo en los rubros del desarrollo económico, social y ambiental, así como ganancias y rentabilidad para los emprendedores de startups. A manera de conclusión, en este artículo ya se pudo destacar cuál es la problemática a la que nos enfrentamos en México en cuanto al sector hídrico y cómo es que la democracia y la transparencia pueden plantearnos las soluciones que necesitamos. Ya sea desde impulsar una iniciativa (ciudadana, gubernamental o del sector privado), desarrollar tecnología para garantizar la transparencia de datos o difundir información al respecto, las propuestas se deben de construir ya.
Ximena Bailón
Imagen: Peter H / pixabay.com