Científicos [no] descubren la cura de la homosexualidad

Científicos [no] descubren la cura de la homosexualidad

septiembre 10, 2018 Desactivado Por La Opinión de

La imposición de las ideologías de las mayorías sobre el estilo de vida de las minorías siempre ha sido reprobable, y más aún cuando esa imposición de ideologías quiere hacer creer que quienes no llevan el estilo de vida que predican, están enfermos.

La comunidad LGBTTTI ha sido históricamente discriminada y ultrajada en cuanto a su dignidad, primero en ser tratados como ciudadanos de segunda al negarles los derechos que cualquier otro ciudadano tiene, y segundo, en pensar que su orientación sexual y/o identidad de género deriva de una enfermedad mental o un trastorno tratable, curable y con solución.

Bajo la idea errónea de que la homosexualidad (y demás orientaciones y expresiones de género) es “curable”, ha habido grupos religiosos, centros de tratamiento de adicciones, retiros e incluso personas profesionales en el campo de la medicina y psicología que llevan a cabo las llamadas “terapias de conversión”.

Las terapias de conversión están catalogadas dentro de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIGs). ¿Cuál es el problema de que una persona quiera retomar el “buen camino”?, cuestionan algunos, y como respuesta, señalo que no existe un problema aislado que ronda en torno a los ECOSIGs, sino una serie de problemas, todos con la misma gravedad.

Primero, las personas de la comunidad LGBTTTI no suelen acudir a este tipo de terapias en pleno goce de su libertad, es una práctica común que sean sometidas por sus propios padres, madres o familiares, en contra de su voluntad, mediante engaños o presión. Ha habido casos donde las víctimas han sido esposadas o drogadas para que no opongan resistencia, también se ha denunciado que los familiares pagan sumas de dinero considerables para “dehomosexualizar” a sus hijos o hijas.

Segundo, según el testimonio de las víctimas, durante su internamiento fueron sometidas mediante abuso verbal sistemático, gritos, humillación, violaciones o amenazas de violación; les practicaron técnicas de abuso físico y violencia sexual y psicológica; alojamiento en cuartos en condiciones de hacinamiento y aislamiento por largos periodos de tiempo; privación de alimentos por varios días; electroshocks, etc., los cuales son considerados como tratos crueles, inhumanos y degradantes y en algunos casos podrían equivaler a actos de tortura.

Tercero, expertos y expertas de la ONU, la Organización Panamericana de Salud, la Orden de Psicólogos de Quebec en Canadá, el Colegio Profesional de Psicólogos de Costa Rica, la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría, la Asociación Americana de Psiquiatras de EEUU, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México han afirmado que estos tratamientos no tienen base médica, ni existe evidencia científica de su eficacia, y además representan una amenaza grave a la salud y los derechos humanos de las personas afectadas.

Las personas de la comunidad LGBTTTI tienen la libertad –así como cualquier otra persona– de vivir su identidad y sexualidad como ellas mismas lo decidan, es parte del libre desarrollo de la personalidad, del derecho a la no discriminación y a la dignidad humana, y no de un trastorno mental o enfermedad.

Ximena Jiménez García

 

* Información obtenida del Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos “Violencia contra las personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en América Latina”, 2015; y Dossier sobre los ECOSIGs de Yaaj Transformando tu Vida, A.C. “Por una Terapia de Aceptación y no de Conversión”.

Réplicas