Ni estudiamos ni trabajamos

Ni estudiamos ni trabajamos

septiembre 24, 2018 Desactivado Por La Opinión de

Sebastián Guevara

La raza me dice,
que todo lo que hago, que todo lo que hago,
que todo lo que hago está mal
y yo no sé por qué
.”
El Tri (Todo me sale mal)

México es un país de jóvenes, específicamente un país de jóvenes abandonados por el Estado. Un país donde la edad promedio es de 29 años y la mitad de la población tiene menos de 30 años. Donde 30 millones de jóvenes tienen entre 18 y 29 años y más de la mitad viven en situación de pobreza. En nuestro país, el desempleo ronda el 3%, mientras que el desempleo juvenil se encuentra en 6.9%.

Añadámosle el limitado acceso a educación superior. Por ejemplo, 150 mil jóvenes aplicaron para entrar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el primer concurso de este año, menos del 10% logró entrar. Además somos un grupo vulnerable ante la violencia que prevalece. En 2017, 1 de cada 3 víctimas de homicidio tenía entre 15 y 29 años.

Como si no fuese suficiente el contexto en el que crecemos hacia la vida adulta, nos tocó ser “millennials” y con ello nos encasillaron y estereotiparon como flojos, malagradecidos, débiles y arrogantes. No podrían estar más equivocados. Mi generación no debe creer esta mentira. No sucumbamos a la categoría que nos han impuesto otros.

Tenemos más de 7 millones de ninis en México. La gran mayoría de ellos no lo son porque cuenten con estas características “millennials”, sino porque les tocó crecer en un país donde el gasto educativo va dirigido a los más privilegiados, donde los empleos están mal pagados y donde probablemente no podrán asistir a educación (media) superior.

La propuesta del gobierno entrante para atender a esta población se llama Jóvenes Construyendo el Futuro, un programa con dos acciones principales: incorporar a quienes ya hayan concluido el bachillerato a la universidad (coordinado por la Secretaría de Educación) y vincular empresas con jóvenes interesados en capacitarse mientras reciben una beca de 3 mil pesos (a cargo de la Secretaría del Trabajo). La propuesta es muy buena, urgía una política dirigida a los jóvenes que no estudian ni trabajan, aunque parece insuficiente. Es necesario, mas no suficiente, que el gobierno funja como un mediador entre potencial empleador y posible empleado, llenando así vacíos de información entre el mercado laboral y la oferta educativa; también se debe fomentar la creación de nuevas opciones laborales. Sin embargo, este esfuerzo manda un buen mensaje: sabemos que existen y no están solos.

Donde escasean las oportunidades de trabajo y de estudio, los jóvenes nos encontramos con desesperanza. Toda la vida nos han dicho “ustedes los jóvenes no son el futuro, son el presente”, esa frasecilla me irrita por la mentira que conlleva. No somos el futuro porque en este presente no podemos crecer y no podemos desarrollarnos. Los jóvenes merecemos un mejor presente para poder ser el futuro que exige este país.

Réplicas