Una petición ridícula

Una petición ridícula

abril 11, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Hace unas semanas el Presidente del país, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), solicitó de manera pública y oficial una disculpa al gobierno español, por los abusos cometidos, durante la conquista española, a los pueblos originarios de América, hace 500 años. La propuesta inmediatamente confrontó a los sectores que apoyaron la iniciativa del ejecutivo y aquellos que lo consideraron irrelevante.

Solicitar una disculpa al gobierno español actual puede tener dos vertientes en el análisis: la primera muestra un desconocimiento del momento histórico del siglo XVI, es decir, al imperialismo europeo que caracterizaba a las naciones del viejo continente, el modus vivendi de aquella época, y la segunda, el tono exigente con que se solicitó la disculpa, señalando al gobierno español actual como parte de la culpa por lo desastrosa, salvaje e inhumana que pudo ser la conquista. Ambas parecen mostrar una vez más el poco tacto diplomático del presidente AMLO y su equipo más cercano.

Frente a la cruda realidad del país y sobre todo de los pueblos indígenas que existen aún en México, la propuesta parece ridícula; en lugar de solicitar una disculpa a un gobierno que dista mucho de lo que fue hace 500 años, el Presidente, que ha gritado a todo el mundo ser un gobierno diferente, preocupado por los más necesitados, debería no solo ofrecer una disculpa a dichas comunidades por no mirarlos desde entonces, por no procurarlos desde aquel inminente día, por mantenerlos en el olvido y el silencio, sino ahora, trabajar por ellos y para ellos; los más necesitados desde hace 500 años.

En el país, actualmente cerca del 80% de los niños indígenas viven en pobreza extrema, de los cuales el 9% se encuentran trabajando, es decir, 2.5 millones de niños y adolescentes entre cinco y 17 años laboran diariamente. Pero si se habla de manera general, el 71.9% de los miembros de los pueblos indígenas, también viven en pobreza extrema, lo que representa 8.3 millones de personas, de ellas 3.2 millones no tienen la capacidad económica para adquirir la canasta básica.

En términos educativos, el 19.8% de dicha población, que oscila entre los 30 y 64 años, aún no sabe leer y escribir; si el panorama pinta mal, todavía falta, pues 8.9 millones de indígenas no cuentan con seguridad social. ¿No sería mejor y más humano velar por ellos, aquí y ahora, en lugar de solicitar una disculpa que en nada soluciona los problemas de estas personas?

Emmanuel Legorreta Rangel

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