¿Unión? Europea

¿Unión? Europea

abril 2, 2020 Desactivado Por La Opinión de

El 9 de mayo de 1950, el Ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, pronunció la Declaración que lleva su nombre y en la que proponía la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Antes habían pasado dos guerras mundiales, la crisis económica de 1929, el auge de los fascismos y siglos de lucha entre los antiguos territorios europeos.

Los líderes europeos de la posguerra, convencidos de la necesidad de evitar otro conflicto bélico y temerosos del ascenso de EEUU y la URSS en un contexto de Guerra Fría, llegaron a la conclusión de que la fusión de los intereses económicos contribuiría a la reconstrucción de Europa y a mantener su unidad. Así, poniendo en común la producción del carbón y del acero, la guerra entre Francia y Alemania por la explotación de la zona de Sarre no sólo sería impensable, sino materialmente imposible. Para ello, se abrió la oportunidad de que más Estados se adhirieran a la CECA y se incentivó el desarrollo de un sentimiento europeísta.

Se iniciaba así un proyecto europeo que se iría perfilando a lo largo del tiempo, tanto en términos de creación de acervo comunitario como en el número de socios. En 1957, en Roma, se crearon la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de Energía Atómica (EURATOM); en 1973 vinieron las primeras ampliaciones con la incorporación de Gran Bretaña, Dinamarca e Irlanda; en 1992 se firmó el Tratado de la Unión Europea; en 1999 el euro comenzó a circular por Europa… y, mientras tanto, se fue creando toda una estructura institucional y se fueron ampliando los límites geográficos de la Unión.

No obstante, el proceso siempre estuvo marcado por la tensión entre los partidarios de la integración y los euroescépticos, más proclives hacia la adopción de mecanismos de cooperación que salvaguardaran la soberanía nacional. Asimismo, pese a los éxitos en la creación de un mercado común, el conjunto de países fracasó reiteradamente en la creación de una unidad política. Iniciativas como la creación de una Comunidad de Defensa Europea, una Comunidad Política o una Constitución Europea nunca llegaron a buen puerto.

Pero incluso la unión económica, que siempre había parecido ser el punto fuerte de la Unión, también se mostró débil durante la crisis económica mundial de 2008. Cada Estado pareció seguir aquella frase de “sálvese quien pueda” y, en lugar de adoptar mecanismos de solidaridad, la Europa más rica optó por “rescatar” a la Europa más vulnerable, adoptando fuertes ajustes que repercutieron negativamente en los ciudadanos. Reducción de salarios, recortes en sanidad y reducción del gasto público. Eso mostró que, en lugar de unión económica, era más correcto hablar de unión comercial y monetaria.

La actual crisis sanitaria, derivada del COVID-19, ha vuelto a poner en evidencia la desunión de la comunidad europea. En un contexto de pandemia, con la consecuente crisis económica que le acompaña, Alemania y Holanda se han mostrado contrarios a la emisión de “coronabonos” (deuda comunitaria) para financiar el gasto público de la pandemia, y vuelven a defender el rescate económico como solución para los países del sur, inmersos en la gestión de la crisis y la lucha por la vida de sus ciudadanos.

Puede que los países del sur no hayan hecho del todo sus deberes, en materia fiscal, y es cierto que no gozan de la misma riqueza que los del norte, pero la crisis sanitaria no ha sido consecuencia de la planeación económica. Aquí lo primero es salvar vida y proteger a la ciudadanía, tanto en términos estrictamente sanitarios, como en un sentido social más amplio. Asimismo, cabe recordar que la disciplina económica que han aplicado en los periodos de ajuste ha permitido, en cierta medida, que el mercado común siguiera funcionando.

¿Dónde está Europa cuando más se le necesita? Eso se preguntan muchos ciudadanos hoy en día. Recordemos que el proyecto europeo surgió para reconstruir una Europa devastada por la guerra y generar una solidaridad que frenara nuevos conflictos. Que tras la Segunda Guerra Mundial, Europa decidió cooperar en lugar de castigar a los países perdedores. Y que el último medio siglo ha sido el de mayor prosperidad para el continente en su conjunto. Optemos por la unidad, demos ejemplo en el cultivo del sentimiento europeísta y apostemos por la integración. Que el Brexit sea la excepción y no la pauta general en una Unión en plena guerra interna.

Mélany Barragán
Twitter: @MelanyBarragan7

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