El conservador

El conservador

mayo 8, 2020 Desactivado Por La Opinión de

El 30 de abril de este año se celebró, como desde 1924, el día del niño en nuestro país, una fecha que se estableció con el afán de procurar y salvaguardar la integridad física y psíquica de la niñez del mundo, la cual fue severamente afectada tras la primera guerra mundial. A casi cien años de establecida dicha fecha, con el afán mencionado, el gobierno de México insiste en ideologizar a los niños de México, mediante obras de teatro, libros e ilustraciones, mostrando la homosexualidad, transexualidad y cualesquiera de los cientos de géneros que los progresistas de hoy en día se han inventado, como si de algo normal se tratase.

Lo anterior no supone una falta de respeto, aunque ellos así lo vean e incluso conciban la forma de pensar de su servidor y de quienes concuerdan con mi línea de pensamiento como “antiderechos”. Y es que una cosa es respetar, algo que todos los seres humanos tenemos la obligación de hacer, para con nuestro prójimo, dado que el respeto es un derecho al que todos los seres humanos sin importar variables, tiene derecho; sin embargo, como diría el hombre con el que compartió vida la madre de los progresistas actuales (Simone de Beauvoir), Jean-Paul Sartre: “mi libertad termina donde comienza la de los demás”.

De manera lamentable los ideólogos, a cargo de secretarías como la de cultura, educación o el Conapred, no entienden que los padres tienen la libertad de educar a sus hijos según sus propias convicciones morales y religiosas, que además es un derecho establecido en la Convención Americana sobre los Derechos Humanos en su artículo doce, párrafo quinto; por más que les duela a los entusiastas del género que pretenden adoctrinar a la niñez y juventud del país para sus propios intereses y no en aras de la integridad y beneficio de los propios niños y jóvenes del país.

Es entonces la presente columna un llamado a los padres de familia de nuestra nación, para que levanten la voz en contra de las imposiciones doctrinales que un grupo de ideólogos pretende implantar en sus propios hijos, utilizándolos como conejillos de indias para la realización de su utópica sociedad, que deja fuera incluso conceptos científicos con tal de apoyar sus agendas.

No nos dejemos sorprender, somos más los que estamos en contra, aunque la mayoría permanezcamos en silencio por miedo a disentir con el pensamiento dominante; dejemos de ser esa mayoría silenciosa y pasemos a ser la mayoría consciente que le exige a su gobierno educación y no adoctrinamiento, cultura y no ideología, defender sus derechos y no defender ideólogos. Hagámoslo hoy, hagámoslo ahora, por nuestros hijos, por nuestro futuro, por México.

Christer Espino
Twitter: @ChristerEspino


Fotografía: Gerd Altmann / pixabay.com

Réplicas