Morena: un culto al estilo Jim Jones (parte I)
julio 10, 2020Ser mexicano no es tarea sencilla, como pueblo sobrevivimos las injusticias, la segregación del sistema virreinal, once años de lucha insurgente, cincuenta años de anarquía, guerras, división entre liberales-conservadores, treinta de la dictadura porfiriana, veinte de lucha revolucionaria, ochenta de partido hegemónico, más doce de alternancia, aunado a la esperanza junto al desencanto democrático, la cada vez más preocupante polarización, añadido de crisis económicas, sociales, políticas.
Tal vez hasta la pandemia podríamos sobrellevarla, a pesar de las lamentables muertes, cada vez en aumento, que han golpeado a nuestro país en medio de un sistema de salud que, si bien no ha colapsado, tiene deficiencias presupuestarias, con una población con altos índices de diabetes, sobrepeso, obesidad, hipertensión, tabaquismo, entre otros padecimientos médicos.
Con todo lo expuesto, como mexicano, ya estoy cansado de excusas, pretextos divisionistas, de que todo es culpa del gobierno, de los neoliberales, conservadores, pero nunca de la Iglesia del Templo del Pueblo dirigida por el Pastor López O., cuando debe haber corresponsabilidad, ciudadanos conscientes, no caer en pánicos ni exceso de información en medios, redes sociales que no siempre asimilamos responsablemente.
Llevamos ya diecinueve meses de un gobierno orientado a un proyecto político, que aseguraba que sabía cómo hacer las cosas, pero que ante la dura realidad del ejercicio de gobierno se ha dedicado a denostar la crítica, poner excusas, culpar y dividir al pueblo en absurdas etiquetas clasistas o ideológicas.
De verdad no dejan de sorprenderme cada vez más las risibles, irónicas, similitudes de Morena con un culto casi al estilo del controvertido Jim Jones; para aquellos lectores que desconozcan esta historia a continuación la resumo en unas cuantas líneas.
Durante la década de 1960-1970, en Estados Unidos, surge una secta conocida como la Iglesia del Templo del Pueblo, dirigida por Jim Jones, en medio del ambiente del racismo, los derechos civiles; en esa época un líder en apariencia progresista que aceptaba a afroamericanos y blancos por igual sonaba a utopía.
Parte del desenlace de esta historia es recordado por la masacre de Guyana en 1978, que cobró un saldo de cerca de 900 muertos, incluidos mujeres y niños, como consecuencia de un suicidio colectivo, provocado por un líder con tintes mesiánicos. Si esto suena parecido pero trasladado a un partido político, quizá haya que comenzar a preocuparse, pero esto continuará en la siguiente ocasión.
Gildardo Ledesma
Twitter: @gledesmaa24
Imagen: Nancy Wong / commons.wikimedia.org