Ecuador: paranoias de la izquierda registrada ®

Ecuador: paranoias de la izquierda registrada ®

febrero 22, 2021 Desactivado Por La Opinión de

La política económica en América Latina durante la década de los noventa fue basada en el denominado “Consenso de Washington” y en términos más discursivos, el “neoliberalismo”. En consecuencia, se propuso de manera normativa una serie de reformas del Estado: privatizaciones de empresas y bienes públicos. El objetivo fue favorecer el comercio internacional y el intercambio de bienes primarios de exportación a cambio de grandes inversiones extranjeras enfocadas para el desarrollo regional.

Conforme a esto, la región vivió episodios de violencia, explotación de recursos naturales y primarización de las economías. Algunos ejemplos son la Guerra del Gas en Bolivia o la Rebelión de los forajidos en contra del presidente Lucio Gutiérrez en Ecuador. Quien traicionó a los movimientos indigenistas y populares al cambiar su agenda en favor del capital privado y una alianza estratégica con Washington para implementar reformas estructurales del Fondo Monetario Internacional.

En consecuencia, surgieron movimientos sociopolíticos de corte progresista que buscaron dar una reversión a las políticas neoliberales. Finalmente, las luchas de la izquierda latinoamericana lograron posicionarse en procesos electorales con el denominado “giro a la izquierda” de la primera década del siglo XXI.

La llegada de la corriente latinoamericana del socialismo del siglo XXI al poder, un concepto definido por el sociólogo alemán Heinz Dieterich Steffan, es representada por el chavismo en Venezuela, el masismo en Bolivia con Evo Morales, el castrismo en Cuba, el Frente Sandinista en Nicaragua o el correísmo en Ecuador. En suma, movimientos políticos moderados como el kirchnerismo en Argentina, el lulismo en Brasil o el Frente Amplio de Uruguay.

Con una perspectiva de gobiernos amplios se generaron alianzas entre las comunidades históricamente vulneradas: pueblos originarios, afrodescendientes, mujeres o comunidades desindustrializadas de la Amazonía.

No obstante, la búsqueda por atender la pobreza y la desigualdad de forma urgente mantuvo al neo-desarrollismo como normativa económica. Por consiguiente, la explotación de los recursos naturales y una afinidad nacionalista a los hidrocarburos. En el mismo sentido, los casos de corrupción y violencia criminal en la región terminaron por generar desconfianza a estos procesos políticos.

En Ecuador podemos encontrar el rompimiento del correísmo con el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (MUPP-18). Este movimiento, afín a la cosmovisión indigenista Sumak Kawsay o Buen vivir, ha denunciado la constante manipulación de las luchas indígenas por parte de Rafael Correa (presidente de Ecuador de 2007 a 2017).

El movimiento Pachakutik apoyó a Rafael Correa en un inicio, sin embargo, se desafilió de la coalición al observar poco respeto por las prácticas ancestrales y respeto a los pueblos originarios. Asimismo, sostuvieron grandes diferencias en torno a la Ley de Aguas. Acusaron que en este proceso no se consultó a las comunidades de la forma adecuada.

El MUPP-18 se ha convertido en un actor clave en la política ecuatoriana. De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral, el candidato indígena y ambientalista Yaku Sacha Pérez Guartambel (19.38%) logró posicionarse en la primera vuelta a la par del candidato de la derecha Guillermo Lasso (19.74%). En el marco de una controversia electoral, Yaku señala un fraude para beneficiar a Lasso y darle la posibilidad de enfrentar al candidato del correísmo, Andrés Arauz (32.72%), en la segunda vuelta.

Es importante mencionar que el actual presidente, Lenin Moreno, candidato de Correa en 2017, obtuvo la victoria electoral presidencial, sin embargo, le dio la espalda al correísmo y al socialismo del siglo XXI con el paso del tiempo.

Ahora, en las elecciones del 2021, el candidato Andrés Arauz, respaldado por Rafael Correa, pareciera que prefiere competir contra la derecha ecuatoriana. Esto le permite al correísmo reproducir la retórica electoral del rechazo a las prácticas neoliberales en una sociedad que tiende votar hacia la izquierda en los últimos años.

Enfrentar a Yaku Pérez en el boletaje fragmenta el voto de la izquierda y abre la puerta a nuevas visiones en favor de los derechos de los pueblos indígenas, el medio ambiente y el desarrollo del país. El socialismo del siglo XXI podría ser rebasado por un progresismo que contemplan al calentamiento global y las cosmovisiones indígenas.

Algunos movimientos cercanos al socialismo del siglo XXI en la región se han atrevido a denunciar a Yaku como un candidato de la derecha ecuatoriana, incluso lo comparan con los “verdes” en Austria que se afiliaron con el partido conservador para gobernar.

Ante esto, las académicas Natalia Sierra y Érika Arteaga mencionan: “para los progresistas (correístas) hay que atacar a Yaku porque en su mente colonial y racista él no es indio, porque ellos deciden quién es indio y quién no lo es” en su publicación, “la incómoda presencia del mundo indígena en la escena electoral”.

En tal caso, ¿será qué el avance de Yaku puede generar un efecto dominó que sustituya al socialismo del siglo XXI como pensamiento hegemónico en la izquierda latinoamericana? Ejemplos emergen a lo largo de la región. Podemos encontrar a la iniciativa académica del gran Pacto Ecosocial y Económico en Argentina o la candidatura presidencial de Beatriz Sánchez por la coalición, Frente Amplio, en Chile para el 2021.

Luis M. León
Twitter: @luismaleon


Imagen: DavidRockDesign / pixabay.com 

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