Tiempo de resiliencia: del entorno global al personal
octubre 23, 2023En días pasados captó mi atención una noticia referente al giro de una alerta de viaje, emitida por el Departamento de Estado de Estados Unidos de América; es común que nuestro vecino del norte emita este tipo de alertas sobre regiones o países en específico, donde cree que sus ciudadanos pueden correr algún riesgo; pero lo interesante de esta alerta en especial fue que era de carácter mundial, por el alto potencial de ataques terroristas o protestas violentas, derivado de las recientes tenciones a lo largo del mundo.
Me puse a pensar que, aunque esta alerta de precaución sea dirigida a ciudadanos estadounidenses, en caso de un evento tan desastroso como un atentado de este tipo no existiría distinción de nacionalidad, religión, género, edad, etc. Y las consecuencias afectarían a todo aquel desafortunado que se encuentre presente.
Como esta noticia tenemos a diario otras tantas de guerras, conflictos aleatorios con pérdidas humanas, desastres naturales, migraciones forzadas por diferentes motivos, inseguridad, inestabilidad económica, inflación, entre muchas otras, tanto de carácter global, nacional y local, las cuales pueden llegar a causar de manera indirecta ansiedad y estrés a muchas personas en nuestro alrededor.
Pero ahora, tan sólo pensemos por un momento a quienes lo están viviendo de primera mano, el impacto en estas personas puede llegar a ser inimaginable, dependiendo de la situación o crisis que estén sobrellevando; y es aquí donde quisiera hablar sobre la resiliencia, una habilidad que al desarrollarla nos beneficiaría de manera personal y a través de sus resultados impactaría de manera positiva nuestro entorno.
Esta capacidad nos ayuda para adaptarnos, recuperarnos y superar las diferentes tragedias, crisis, traumas, adversidades, ansiedad y todo lo que derivan. Una persona o comunidad resiliente puede hacer frente a los numerosos desafíos que se han presentado, ejemplo la pandemia que recientemente pasó, los desafíos actuales antes mencionados y los desafíos que vendrán, pues ningún espacio, tiempo o individuo está exento de encontrar adversidades.
Lo más importante es comprender que la resiliencia no es una cualidad innata y que, además de desarrollarla, podemos ir fortaleciéndola con el paso del tiempo y su práctica.
Algunas opciones para fomentar esta capacidad podrían ser hacer introspecciones para reflexionar con nuestra conciencia, desarrollar una actitud positiva, ver los obstáculos como oportunidades, para poder generar habilidades para la resolución de problemas, aceptar el cambio; así como lo que no podemos controlar, aprender de nuestras experiencias, esforzarnos por una rutina saludable, pero sobre todo practicar la empatía y agradecimiento. Éstas y muchas otras opciones nos pueden ayudar a fortalecer nuestra resiliencia, pero en verdad hago mucho hincapié en la gratitud y empatía, porque nos ayuda a ver un panorama un poco más completo de lo que nos rodea y con un filtro más agradable.
Al ver un panorama de incertidumbre económica por diferentes factores, podemos apoyar al progreso de quienes nos rodean, con el único propósito de que si a ellos les va bien, el entorno mejora; que si en alguna negociación nuestra contraparte está siendo afectada por algún factor externo, no tomar ventaja y ser flexibles, pensando en un futuro de correlación, en lugar de una ganancia a corto plazo; contrarrestar esta cultura de corrupción e inseguridad con acciones basadas en los buenos principios y darnos cuenta que aunque no todas las personas son naturalmente resilientes con el esfuerzo y práctica, nos fortalecemos y así superamos las adversidades de cada momento.
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