La idealización, peligrosa tendencia en tiempos de campaña
abril 1, 2024En nuestros días, la idealización de una persona es una tendencia muy común y en ciertos aspectos incluso esperado, como en el caso de las figuras públicas, lo cual abordaremos más adelante. Tendemos a valorar a las personas proyectando en ellas cualidades y características que deseamos ver o que admiramos en nuestra mente; sin embargo, este hábito de idealización puede tener consecuencias que no sean de nuestro agrado tanto de manera individual como colectiva.
Tenemos que entender que al idealizar a una persona existe una desconexión de la realidad, tener a un individuo en tal alto afecto nos ciega de sus intenciones, defectos y debilidades, y esto se podría asimilar a ver la personalidad a través de un filtro, creando expectativas poco realistas, decepciones y conflictos, cuando la realidad no cumple con nuestras fantasías.
Todo esto abordándolo de manera personal e individual, donde incluso esta práctica contribuye a los estereotipos, desigualdad, además de que afecta nuestra autoestima y bienestar emocional.
Pero vayamos al tema de cómo esto puede afectarnos de manera colectiva al tomar decisiones bajo este encanto, que pueden influir en periodos donde la toma de decisiones, así como la administración del recurso público es de gran relevancia para todos nosotros y con esto me refiero a los periodos de elecciones para cargos públicos dentro de nuestro sistema de gobierno.
En cada ciclo electoral los diferentes candidatos aparecen ante nosotros con promesas de cambio, progreso y esperanza. Todos estos individuos tratan de convertirse en el foco de una intensa idealización del votante, construyendo una imagen con el propósito de una sobrevaloración y de esta manera se les deposite la confianza y expectativas desproporcionadas. Para no irnos tan lejos, un gran ejemplo de falsedad con una expectativa de desproporción era esa antigua promesa de bajar el costo de la gasolina de nuestro actual presidente Andrés Manuel López Obrador y llegando, un rotundo incumplimiento.
Debemos de tener memoria y en este proceso electoral no permitir que el populismo continúe su curso, frenando esa idealización al identificar que esos perfiles mesiánicos sólo utilizan una retórica simplista y su tendencia a ofrecer soluciones rápidas y superficiales, motivadas por el descontento colectivo, que sólo pueden llegar a tener consecuencias negativas.
Al generar expectativas tan irreales nos mantenernos cegados, esperando sin resultado el cumplimiento de las promesas de campaña, en lugar de entender que, en la práctica, la política es un proceso complejo que a menudo implica compromisos, negociaciones y limitaciones institucionales.
Para concluir y hacer una reflexión antes de que las campañas políticas de este 2024 terminen, es bueno identificar que si bien es natural que los candidatos políticos despierten ciertas expectativas por la imagen que desarrollan para los votantes, es importante mantener una actitud crítica y realista hacia ellos. En lugar de centrarnos exclusivamente en el empuje sobre el descontento a nuestro sistema y pasado, o personalidades carismáticas, debemos evaluar cuidadosamente sus propuestas, capacidad para tomar decisiones y sobre todo sus antecedentes. Entre más nos ocupemos podemos llegar a preocuparnos menos.
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