El cementerio de los libros olvidados
octubre 23, 2018Braulio Mago
Cuando se trata de recomendar libros, todos tenemos ya los de cajón, los que siempre recomendamos; pero con las sagas es un poco más complicado, porque todos los libros de esa misma historia necesitan cumplir con la misma calidad para el lector, prácticamente. Ejemplos de sagas buenas pueden ser El señor de los anillos o Millenium, lógicamente entre otras muchas, muy, pero muy, buenas.
Recientemente estoy leyendo el último libro de la saga El cementerio de los libros olvidados, compuesta por La sombra del viento, El juego del ángel (mi favorito), El prisionero del cielo y El laberinto de los espíritus. Todos ellos escritos por el español Carlos Ruiz Zafón.
Lo que hace a esta saga extraordinariamente perfecta, más allá de la historia o de la excelente narrativa descriptiva y llena de figuras retóricas de Zafón, es la cronicidad y misma falta cronicidad de las novelas.
¿Qué quiero decir con esto? Usted lector, puede tomar cualquiera de las cuatro novelas y leerlas en el orden que quiera, y tendrá una historia con un principio y un final; posiblemente con algunos cabos sueltos por ahí o meras dudas existenciales respecto a los personajes, pero leyéndolas todas, Zafón nos regala un universo expuesto en diferentes épocas y con diferentes personajes entrelazados en cada novela, que van alimentando y creando la historia en conjunto, de las cuatro novelas. Además claro, que el lector tiene que poner un extra de reflexión para poder desenmarañar todo el misterio y verdades que ocultan sus libros.
Esta es una recomendación para la gente que gusta de leer, o busca leer una obra con una calidad impecable. Además de que siempre generará debate con todas las personas que conozcan que ya lo hayan leído. No me atrevo a decirles exactamente de qué trata, ya que es parte del misterio, pero eso sí, como toda buena historia policiaca encierra un gran misterio entre los escritores y sus amados libros.
Y como diría el buen Fermín Torres: “El destino está a la vuelta de la esquina. Pero lo que no hace son visitas a domicilio. Hay que ir a por él. Porque así es este perro mundo”.