Españoles en México
julio 4, 2019 Desactivado Por La Opinión deEste año se conmemoran ochenta años del masivo exilio español a México y el setenta aniversario del Ateneo Español. Ambas efemérides nos recuerdan la oportunidad que el país azteca, gobernado en ese momento por el Presidente Lázaro Cárdenas, brindó a toda una generación de exiliados españoles republicanos que huían del horror de la guerra civil y del franquismo.
El 7 de junio de 1937, con la llegada de 442 niños españoles a Morelia, se daba inicio al gran éxodo español a México; posteriormente, también lo harían muchos adultos. El 13 de junio de 1939 el barco Sinaia, procedente de Francia, atracó en Veracruz con 1,600 refugiados españoles. Después llegarían otros buques, como el Mexique, el Ipanema, el Orinoco, el Flandre o el Nyassa. En total, aproximadamente 40,000 españoles llegaron a México entre 1939 y 1942. Lázaro Cárdenas, que nunca reconoció el régimen franquista, ofreció a los exiliados un país con numerosos recursos y posibilidades. En contraste con el duro recibimiento que otorgó Francia a los republicanos españoles, enviándoles a campos de refugiados, México les ofreció oportunidades laborales, la nacionalidad mexicana y garantías para poder asentarse en el país.
Mientras que México ofrecía la oportunidad de empezar una nueva vida a los recién llegados, éstos contribuyeron a enriquecer la vida cultural mexicana. Así, muchos eran profesionales dedicados a la medicina, la ingeniería, la farmacéutica o la arquitectura. También artistas e intelectuales, que pronto continuaron con sus labores de investigación y docencia en instituciones creadas ex profeso como el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de México, el Instituto de Bellas Artes o el Colegio de México. Pero, de entre todas ellas, una adquirió especial significado para los exiliados: el Ateneo Español, principal depositario de la memoria histórica de los republicanos llegados a México.
Con el objetivo de crear una institución que aglutinara a los diferentes grupos de exiliados, el 4 de enero de 1949 se inauguró el Ateneo Español de México. Su propósito desde el inicio fue crear un espacio para promover la cultura y ciencia española así como fomentar el intercambio de ideas sin caer en sectarismos. La única condición era no ejercer políticas partidistas. El resultado ha sido décadas dedicadas al perfeccionamiento de las instituciones democráticas en un escenario de fraternidad e integración. El Ateneo se ha convertido así en un núcleo de pensamiento y cultura hispano-americano en el que españoles, mexicanos y sudamericanos, así como personas de otros lugares, han encontrado un hogar.
Un hogar que recoge numeroso acervo cultural y bibliográfico sobre un periodo clave de la historia reciente de España, pero también de México. Gracias a él, durante décadas los exiliados y sus descendientes pudieron integrarse con más facilidad en su nueva tierra de acogida sin dejar de tener presente la historia de sus padres o abuelos. A través de su labor, el Ateneo –al igual que otras instituciones y la sociedad mexicana en general– enseñó a los españoles que, al huir de su país, no habían perdido una patria sino que habían recuperado otra y que los lazos históricos podían servir como motor para generar hermandad. Por ello, en tiempos de muros, coyotes y reclamos históricos, es necesario echar la vista atrás para comprobar como el compromiso y la voluntad política hacen posible la concordia; para recordar que se puede tener dos o infinitas patrias y que los peores muros no son los de piedra o alambrada, sino los que los seres humanos levantan en sus mentes. Gracias México. Gracias España.