No entiende que no entiende

No entiende que no entiende

febrero 18, 2020 Desactivado Por La Opinión de

A los niños hay que decirles de vez en cuando: “no”, sobre todo si es algo que verdaderamente no es conveniente o en donde no tienen la razón, incluso hay pedagogos y especialistas en educación que recomiendan hacerlo aun no existiendo razones concretas, más allá del hecho de que aprendan que el mundo no se les debe, que no siempre hay posibilidades de hacer lo que se quiere, o bien, que vivir en sociedad significa compartir espacios y converger con intereses e ideas distintas.

Cuando a los niños no se les enseña que las oportunidades son limitadas, las amigas alcahuetas tienden a mostrar su preocupación por el niño ajeno exclamando: “si no le pones límites, se te va a salir del huacal”, y sí que puede pasar.

Y es que, de cierta manera, es natural que en los niños exista egocentrismo, que se crean el centro de todo y la única causa y consecuencia de las circunstancias; pues su mundo es muy pequeño en tiempo y espacio. La última gira de tu artista favorito o el lanzamiento del último libro de tu autor predilecto, quizá representen más tiempo que la vida de un niño. Por ello a los niños hay que enseñarles que existen los no, los límites y las diferencias de opiniones.

Es difícil saber qué tan malcriados han estado y están los niños de México, sin embargo, tenemos ya un pésimo indicador: al titular del Ejecutivo mexicano nunca le dijeron que no; nunca le enseñaron que existe el “otro”; que puede haber diferencias de opiniones, ya sea por cuestiones cognitivas, históricas o culturales; que hay que abrirse al diálogo y al debate, no para ganar discusiones, sino para comprender las razones del otro.

Tenemos un presidente que cualquier crítica la ve como ataque; un presidente que piensa que los amigos de sus enemigos también son sus enemigos; un presidente que no ve posibilidades de acuerdo; un presidente que busca gobernar a partir de los deseos y necesidades exclusivamente de aquellos que votaron por él.

Tenemos un presidente que acepta las reglas al empezar la cascarita, en el recreo, pero que si pierde, no solamente las deslegitima, sino peor aún, atenta contra el orden establecido; un presidente al que ahora que le dijeron que ha ganado, quiere transformar de manera radical las reglas del juego a su modo, atentando contra algo más grande, contra unas macroreglas llamadas democracia.

Un presidente que no solamente no comprende ni entiende al otro, sino que parece ser aquel famoso que no entiende que no entiende. Es verdad, sería ingenuo creer que el Presidente no entiende que no entiende, pero lo que sí parece ser real, es que muchos de sus porristas y voceros, en los principales medios, efectivamente “no entienden que no entienden”, atreviéndose incluso a hacer señalamientos sin cabida racional alguna, esas ya bautizadas como maromas de la 4T. Se atreven, también, a defender aquello que para individuos mínimamente racionales luce como indefendible. Así pues, sólo hay dos posibilidades: o están mostrando su falta de racionalidad o bien su falta de dignidad; defienden lo indefendible ya sea porque no lo entienden o porque sus beneficios selectivos han hecho que pierdan toda mínima posibilidad de dignidad. En lo personal, me preocupa más que sea la segunda.

Regresando al Presidente, a éste nunca le dijeron que no era coherente sacar malas notas y echarles siempre la culpa a los profesores, nunca le dijeron que los profesores no lo reprobaban, sino que él se reprobaba; nunca le dijeron que no era “normal” tardarse más de 10 años en titularse; nunca entendió que no siempre iba a ser él quien tendría la razón.

Hoy que ha ganado, no le es suficiente; ahora piensa que todos están en su contra y arremete contra todo aquel, periodista o ciudadano, que con total legitimidad le cuestione cualquier elemento de la administración que encabeza.

El Presidente es uno de esos niños que se salió del guacal.

Isidro O’Shea
Twitter: @isidroshea

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