Sobre Kennedy y el episodio mexicano previo a su asesinato
noviembre 27, 2020El pasado domingo 22 de noviembre se conmemoraron 57 años del fatídico asesinato de John F. Kennedy, uno de los políticos inmaculados por la historia estadounidense, tras todo ese halo de misterio y teoría de la conspiración que ha rodeado su muerte.
Puede ser visto como un gran político, gracias a sus magníficos discursos y frases, a su gran simpatía por la gente de color, en medio de la segregación racial junto al movimiento de Derechos Civiles. Fue un presidente en medio de un contexto clave como la Guerra Fría, además del contexto social mencionado en líneas anteriores.
Por otra parte, existe el paralelismo con Joe Biden al quizás ser el segundo presidente católico de ese país e incluso demócrata también. Sin embargo, esto no garantiza que sea un santo o deba ponérsele en un pedestal de la denominada historia de bronce.
Otras fuentes y proyecciones han pintado a un Kennedy como alguien que quedó limitado ante el complejo militar industrial, que condenó a muchos cubanos de derecha anticastristas a morir o poner en riesgo sus vidas; como alguien que a pesar de que lo impulsó el voto de la comunidad afroamericana, quizá nunca hubiese sacado adelante la ley de Derechos Civiles de continuar su mandato.
Una persona envuelta en el escándalo mediático con la mafia, la actriz Marilyn Monroe; aun así, su vida acabo aquel día negro a manos de Lee Harvey Oswald, quién, según investigaciones más recientes, pasó cerca de un año en la Ciudad de México entre la embajada de Cuba, la URSS y la de EE.UU.
Sobre este último detalle el periodista Philip Shennon detalla este episodio en su libro JFK: caso abierto, dónde menciona que la escritora mexicana Elena Garro conoció a Oswald meses antes del asesinato, según fuentes desclasificadas, en una fiesta por allá de septiembre de 1963.
Para la década de 1960 la CIA consideraba a México un punto de encuentro importante de espías en tiempos de la Guerra Fría. En varias conversaciones con las autoridades estadounidenses, Garro explicó que en la fiesta Oswald y sus amigos, entre ellos el diplomático cubano Eusebio Azcue, hablaron abiertamente de que sería conveniente que alguien acabara con la vida del presidente de Estados Unidos. Esto se sabe gracias a que el diplomático Charles Thomas se reunió el 10 de diciembre de 1965 con Garro para tomarle declaración, todo esto parte de la historia oculta o poco conocida de nuestro país.
Gildardo Ledesma
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