Del perdón a la coherencia: AMLO y los pueblos indígenas
febrero 18, 2021 Desactivado Por La Opinión deLa semana pasada se inauguraron los actos para conmemorar el bicentenario de México. En un acto celebrado en Oaxaca en recuerdo de los 190 años del fusilamiento del insurgente afroamericano Vicente Guerrero (1782-1831), el presidente López Obrador expresó su deseo de exaltar la dignidad de los pueblos indígenas y los pueblos afroamericanos. El mandatario, que en esa ocasión estuvo acompañado del nieto de Martin Luther King, añadió que no había que “olvidar el sufrimiento de estos pueblos oprimidos y humillados desde la llegada de los españoles hasta nuestros días”.
Como si de un viaje en el tiempo se tratara, esta frase nos traslada a 2019, cuando el presidente envió una carta a Felipe VI demandando el perdón de la Corona Española a las comunidades indígenas. En ese momento, Óscar Shibayama, coordinador de la comisión política del Parlamento Nacional Indígena, manifestó que nunca se les consultó para el envío de esa misiva. Pero, además, los movimientos indígenas consideraron infructuoso el debate y pidieron que el presidente cumpliera los compromisos que adquirió durante la campaña con los pueblos originarios.
Al día de hoy, más de dos años de su llegada a la presidencia, la situación de los pueblos indígenas sigue siendo crítica. Según un informe de Oxfam, la población indígena cuenta con un 44% menos posibilidades de acceder al nivel de educación superior, un 38% menos de opciones de ocupar un cargo profesional de alta responsabilidad y un 68% menos de probabilidades de acceder al nivel más alto de riqueza del país. Junto con estas condiciones de desigualdad, las cuales se arrastran en el tiempo y no pueden ser achacables únicamente al actual gobierno, las comunidades indígenas también han expresado su percepción de agravio frente a algunas políticas impulsadas por el presidente.
Las megaobras impulsadas por López Obrador fueron respondidas por los pueblos indígenas. En concreto, las comunidades originarias se han mostrado críticas con el Tren Maya, el Corredor Transístimico de Salina Cruz a Coatzacoalcos y el Parque Ecológico Lago de Texcoco. Asimismo, han sido críticos con el plan de construir tres centrales termoeléctricas, una red de gasoductos y una megacentral para almacenar combustibles al sur de Guadalajara, en la cuenca del río Santiago.
En un reciente manifiesto conjunto del Concejo Indígena Mexicano y el Congreso Nacional Indígena, acusaron al gobierno de “arreciar contra los pueblos y la madre tierra”, queriendo aislarles y presentarles como los opositores del progreso. Asimismo, denunciaron la invasión ilegal de los territorios donde se asientan sus pueblos, señalando que en muchas ocasiones no se tiene en cuenta el impacto ambiental y las consecuencias en los usos del suelo de ejidos, comunidades y pueblos indígenas.
También el trato durante la pandemia ha sido motivo de controversias. Desde las comunidades indígenas se ha manifestado que nunca fueron una prioridad para el Ejecutivo, pese a su vulnerable situación estructural. Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), de las 667 acciones estatales desarrolladas entre marzo y agosto de 2020, únicamente cinco se activaron de manera específica para indígenas. Medidas quizás insuficientes, tomando en cuenta que, según diferentes estudios, la letalidad de la COVID-19 es 50% más elevada entre las comunidades indígenas que entre el resto de la población.
A la luz de estos datos, cabría preguntar al presidente la evaluación hace de su propio trato a las comunidades indígenas o qué medidas considera más efectivas para contrarrestar el agravio percibido por los pueblos originarios. También si considera que él mismo debería pedir perdón por sus políticas, ya sea por acción o por omisión. Claro que lo simbólico es importante y debemos articular un discurso de respeto y comunidad pero, quizás, sólo quizás, primero sea más efectivo actuar sobre las condiciones que hacen vulnerable la existencia de los pueblos indígenas, y dejar los discursos para más tarde. Si no, nos quedará un discurso muy políticamente correcto pero poco coherente.
Mélany Barragán
Twitter: @MelanyBarragan7
Imagen: Germán Torreblanca / commons.wikimedia.org