¡Renuncio, señor Presidente!
junio 25, 2019Ante la última renuncia que se suscitó en el gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el panorama y evaluación del gobierno no parecen ser los más óptimos, pues a ésta, se suman las anteriores renuncias de funcionarios como Germán Martínez, Clara Torres, Patricia Bugarín y Simón Levy.
El problema no radica en la simple renuncia, sino en la forma en cómo se dieron, pues algunos de ellos renunciaron como protesta a las medidas y acciones tomadas por el Gobierno Federal, al no estar de acuerdo prefirieron apartarse, en lugar de convertirse en cómplices del sistema. Ello da pie a una reflexión político-moral, pues si a estas renuncias se sumaran tantas otras, pero ahora en lugar de funcionarios que no comparten lineamientos, prefiriendo seguir sus ideales y principios profesionales y éticos, fueran de servidores públicos incompetentes que ante la imposibilidad de realizar su trabajo de manera eficiente y reconociéndose no idóneos para el cargo que desempeñan, decidieran renunciar a su cargo, la situación del país o por lo menos la clase política sería distinta y quizá mejor.
Así, habría puestos para personas que están mejor preparadas y que tienen las capacidades y el deseo por hacer de México un mejor país, más justo, más igualitario y con mejores oportunidades, pues el Presidente López Obrador ya lo dijo: ante las renuncias, hay mucha gente política que puede sustituir en el cargo al que renunció, más preparada y con las ganas de hacer el cambio. Todo ello es cierto, habría que imaginarse cuántas personas hay en el país, dentro de la clase política incluso, que están mejor capacitados.
Por ejemplo, en este escenario utópico que presento, que la Jefa de Gobierno renunciara por su incompetencia frente a la contingencia ambiental que duró tanto tiempo y que lo único que hizo fue culpar a la administración anterior, poniendo en riesgo miles de vidas capitalinas, o renunciar por no poder con el fenómeno de la delincuencia que en los últimos meses ha ido aumentando. Sería loable aceptar que no se puede con el cargo y renunciar.
En este sentido, cabrían gobernadores, diputados, senadores, alcaldes, secretarios y cualquier tipo de funcionario público que en lugar de presentar su renuncia al señor Presidente, lo hicieran a la sociedad, quien fue quien los puso en ese puesto: “pueblo mexicano, renuncio”.
