Greta Thunberg y el cambio climático

Greta Thunberg y el cambio climático

diciembre 12, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Durante 11 días, del 2 al 13 de diciembre, Madrid ha acogido la 25º Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP25). La cumbre, que en principio debía celebrarse en Chile y que fue reprogramada en España tras la ola de protestas en el país andino, ha reunido a más de 20,000 personas de casi 200 países. Científicos, activistas, medios de comunicación y los miembros de las Partes de la Convención, de las organizaciones y organismos de Naciones Unidas y de las organizaciones conexas, se han dado cita en la capital española para discutir la Agenda de Acción Climática Global.

No obstante, la discusión sobre la agenda climática se ha visto eclipsada, al menos en parte, por la visita a la conferencia de la activista sueca Greta Thunberg. La joven, de 16 años, inició a finales de 2018 una serie de huelgas climáticas escolares y discursos públicos que pronto le convirtieron en una activista climática internacionalmente conocida. Su duro discurso sobre el cambio climático ha inspirado a toda una generación de jóvenes que ven en ella un icono para frenar el calentamiento global. Sin embargo, no todo ha sido comentarios positivos: otros ven en ella un producto fabricado; un mero instrumento.

A favor o en contra, lo cierto es que lo primero que deberíamos replantearnos es la importancia real que le damos al cambio climático y cuál es el verdadero grado de concienciación frente a esta problemática. Y digo esto porque, pese a que el discurso general es que todos estamos preocupados por el futuro del planeta, lo cierto es que durante las últimas semanas, los periódicos han llenado más páginas discutiendo sobre la conveniencia o no de figuras como la de Greta Thunberg que hablando sobre la Agenda de Acción Climática Global. Pero no le echemos la culpa sólo a los medios de comunicación: las charlas de café también le han prestado más atención a la joven sueca que a lo discutido en la COP25.

Entiendo que Greta es un icono del activismo climático y no entraré a valorar ni sus principios ni sus estrategias. Creo en el poder de la sociedad civil y respeto profundamente las convicciones de cada persona. Por tanto, mi preocupación no gira en torno a si es bueno o malo que aparezcan líderes como Greta. Mi inquietud se basa más bien en si, como en muchas otras ocasiones, la persona se impone sobre la causa o si lo superficial acaba opacando a lo primordial.

La agenda climática requiere de voces que le den visibilidad y de activistas concienciados con el futuro del planeta. No obstante, cuando el debate acaba trasladándose a la idoneidad del mensajero, se pierde el foco en la causa… y, en lugar de hablar de cambio climático, acabamos cayendo en lo anecdótico y superficial. Asimismo, la acción climática requiere de diagnósticos técnicos y científicos, no sólo de eslóganes.

La existencia de activistas como Greta es positiva para visibilizar una problemática y abrir una ventana de oportunidad dentro de la agenda política, pero no puede ser el centro de la acción climática. Ésta sólo podrá ser efectiva si es canalizada a través de políticas públicas y de compromisos serios por parte de los diferentes Estados. Y este compromiso, para ser verdaderamente responsable, debe estar sustentado en estudios serios de especialistas en la materia, en trabajo conjunto con los decisores que implanten las políticas medioambientales.

No dudo de la conciencia climática de Greta Thunberg ni de la de otros muchos activistas y ciudadanos preocupados por el futuro del planeta, pero no convirtamos la acción climática en un fenómeno fan en torno a una joven de 16 años. Prestemos más atención a lo discutido en la COP25, escuchemos el debate abierto en la comunidad científica en torno a la posible influencia del hombre en el cambio climático, seamos críticos con los Estados y sus políticas, así como con las medidas impulsadas por diferentes organismos y asociaciones.

Aplaudamos a los que se movilizan y dan sustento a la sociedad civil, pero no acabemos brindándoles toda nuestra atención a ellos. Sino corremos el riesgo de acabar polarizando el debate en torno a una persona y entrando en debates superfluos que acaban alejándose de la problemática real y que, además, obvian los recursos y mecanismos adecuados para orientar las políticas de cambio climático. Como muestra, este artículo… recurrentes menciones a Thunberg y ni un breve resumen de lo discutido en Madrid. Mea Culpa.

Mélany Barragán

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