Idas y venidas
enero 2, 2020 Desactivado Por La Opinión deEscribo estas líneas en los últimos días de diciembre, sabiendo que no se publicarán hasta pasado el año nuevo. Quizás, en ese lapso de tiempo, puede ocurrir algo que modifique totalmente nuestra realidad o altere el orden mundial. O, quizás, no ocurra nada. En el fondo, es la incertidumbre a la que se someten todos aquellos que se dedican a analizar la realidad, interpretarla, comunicar o divulgar información.
Estamos hartos de escuchar que vivimos en un mundo de incertidumbre en el que lo único claro parece ser que es que no hay nada claro. Los ciclos económicos cambian, las alianzas varían, los intereses geoestratégicos se modifican con el tiempo… y cada vez es más complicado hacer pronósticos. Sin embargo, parece existir ciertas tendencias cíclicas. O, dicho en otras palabras, la historia siempre acaba repitiéndose de una manera u otra.
En los últimos años hemos visto como la crisis económica volvía a azotar a nuestros países, después de una época de bonanza en la que nadie pareció ser lo suficientemente prudente o hábil, para modificar el sistema económico y generar un crecimiento sostenido a medio o largo plazo. Hemos visto como han vuelto a escena líderes mesiánicos con discursos de salvación, cuando todos parecíamos estar ya cansados de estrategias populistas. También hemos presenciado como aquellos que denunciaban la corrupción o prácticas informales han reproducido los patrones que antaño criticaban o como algunos líderes que antes defendían el papel de la sociedad civil ordenaban reprimir manifestaciones y protestas.
Los mensajes que antes movilizaban y evocaban horizontes llenos de significado, hoy parecen quedarse en el vacío. Tras años de aparente calma, han regresado las grandes confrontaciones, reclamando una mejora en las condiciones de vida de los más desposeídos. Las revueltas populares vuelven a enfrentar la esperanza colectiva con el conservadurismo de algunos sectores de la élite. El conflicto se dirime en las calles y en las urnas, y algunas de las grandes victorias alcanzadas en los últimos años coexisten con preocupantes retrocesos.
El 2019 nos ha mostrado que América Latina atraviesa un itinerario inconcluso en el que viejos escenarios y prácticas han vuelto a la palestra, quizás modificando algunos de sus detalles, pero manteniéndose bastante fieles a su esencia. La crisis, la incertidumbre o la inestabilidad no son algo nuevo para la sociedad latinoamericana; sin embargo, por primera vez la decepción derivada de estas circunstancias se manifiesta respecto de líderes y proyectos políticos que se desmarcaron del discurso de las élites tradicionales. Ello genera, en cierto modo, un mayor sentimiento de agravio, ya que la población no sólo sufre las consecuencias de la mala praxis de sus líderes, sino que ve como sus expectativas se han visto frustradas después de sentir que, por primera vez, alguien les daba una oportunidad.
Y es que ya lo dijo Marx. La historia ocurre dos veces: la primera como una gran tragedia y la segunda como una gran farsa.