Del partido hegemónico al partido sectario

Del partido hegemónico al partido sectario

noviembre 6, 2020 Desactivado Por La Opinión de

Nuestro sistema político tuvo su primera etapa de consolidación en 1929 con la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), ante todo este tema abordado por historiadores, sociólogos y politólogos de la transición del país de caudillos al de instituciones y leyes, dicho por el mismo Lorenzo Meyer.

Posteriormente, y como un paréntesis histórico, tenemos su evolución a PRM en 1938 hasta constituirse como PRI, en 1946; a todo esto, tenemos que se le ha categorizado como partido hegemónico, el cuál ejercía un control de los poderes públicos, del mismo poder político, el aparato electoral, los partidos; en resumen, los tiempos del presidencialismo mexicano explicado magistralmente por Jorge Carpizo en su obra homónima.

Sin embargo, con todo esto, el mismo sistema tuvo sus dos etapas en las que se obligó a renovarse y caminara a una democratización muy distinta al del resto de América Latina, por el tema de las dictaduras militares en algunos países principalmente.

La primera fue en 1968, etapa en la que pese al crecimiento económico pujante se evidenciaron las tendencias autócratas y represivas del Estado mexicano; más adelante, 1977, con la Reforma Política el sistema tuvo que dar mayor apertura a partidos, además de mejorar la organización de elecciones; hasta que finalmente, en 1988, con la “caída del sistema”, se empezaron a evidenciar fallas, así como el reclamo de derechos para la misma ciudadanía, de ahí la creación del actual INE además de otras instituciones públicas.

De tal manera que para 1997 el sistema político caminaba a un cambio en la que el PRI empezó a saber negociar políticamente con la oposición, ya no todo era unipersonal ni unipartidista, lo que finalmente dio pie a los gobiernos del PAN de 2000 a 2012, en los que difícilmente pudo mejorar la situación, pues permanecieron las mismas estructuras e instituciones poco fiables, llenas de corrupción.

Hasta finalmente llegar a Morena, un partido con tendencias al sectarismo, dónde prevalece la intolerancia, discriminación u odio a todo aquel que piensa distinto a ellos, a pesar de que es una constante que define la conducta del mexicano; este grupo ha sabido crear sus propias políticas de odio, algo similar a lo que hizo Trump, pero que allá está vinculado a la “derecha”, mientras acá con tendencias de “izquierda”.

En resumen, el panorama en este sentido no es nada alentador, ya que no hay ninguna propuesta que abone a algo distinto, a pensar en que México puede salir adelante sin divisiones políticas y en verdad mejorar la gestión pública; las pruebas están en los resultados del actual gobierno, punto.

Gildardo Ledesma
Twitter: @gledesmaa24


Imagen: lopezobrador.org.mx

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