Las revoluciones no pasan por las universidades
octubre 24, 2018Decía Salvador Allende que “las revoluciones no pasan por las universidades”; yo agregaría: pero algunos revolucionarios sí.
Los jóvenes en las universidades entran en contacto con la historia (unos más que otros); traen de su entorno la influencia de los personajes cercanos, del rol social que, a su criterio, deben desempeñar algunas opiniones que versarán sobre cuestiones convencionales, sobre el estímulo y la visión del éxito material; otros les tratarán de imbuir responsabilidades sociales. Ambas posiciones serán matizadas, en última instancia, por las condiciones materiales y espirituales de sus entornos: familiares, sociales y contextuales.
La expresión cultural, ideológica y axiológica de la sociedad de consumo impone como posición existencial la conveniencia, presionando hacia un individualismo que puede tornarse en despiadado y muchas veces cruel.
Los modelos educativos deberían ser discutidos para llevarlos a un rediseño que privilegie los valores de interés colectivo que fortalezcan los lazos de amistad, la solidaridad y alinear las conciencias en el elevado propósito de construir una sociedad sin marginación y que sea apreciada por la inmensa mayoría de los mexicanos, como prerrequisito para la armonía social.