Gerontocracia: entre la experiencia y senilidad política
enero 24, 2020El término gerontocracia significa el gobierno de los ancianos, es justificado bajo el argumento de que los ancianos son las personas más sabias debido a su larga experiencia de vida, así como el profundo conocimiento que estos tienen de la cultura, costumbres e historia de la sociedad a la que pertenezcan.
Históricamente, se han tenido varios regímenes políticos con estas características, por iniciar con la URSS, en dónde el poder político se centró en un grupo de individuos de edad avanzada, rondando una media de edad de los gobernantes en un promedio de 70 años.
En México, tuvimos el régimen porfirista que envejeció cerca de 30 años en el poder, pues Porfirio Díaz ocupó su último periodo presidencial siendo un octogenario. Cabe mencionar también los casos de las dictaduras comunistas de Cuba y China, en las que sus líderes envejecieron junto con el régimen. O bien el Estado Vaticano en el que sus líderes, es decir, los papas, no sólo en el aspecto religioso rondan la media de los 60 años en adelante.
La pregunta fundamental con estos datos es: ¿la experiencia y sabiduría son sinónimos de un buen gobierno?, ¿o la senilidad en un individuo o grupo es señal de una mala toma de decisiones?, ¿o bien no representan la voluntad de todo un pueblo?
Si bien no todos los casos expuestos hablan de democracias, hoy tenemos en México un presidente que inició su periodo (2018-2024) con 66 años, se suma a este fenómeno. Donald Trump tiene 73 años, así como Bernie Sanders, candidato demócrata a las próximas elecciones en EEUU, ronda los 78.
De este último, su antigua rival Hillary Clinton destacó lo siguiente: “No le gusta a nadie. Nadie quiere trabajar con él. No ha conseguido nada”. Por lo que al momento se ignora si se sumara a su proyecto político. Sin embargo, aunque es un candidato progresista con ciertas ideas vagas en su discurso, de lo que los sectores conservadores catalogan como “socialismo”, se ha dicho que tiene la simpatía de los sectores representativos del progresismo político y la generación millennial.
Tal vez Sanders como López Obrador sean una excepción a la regla de que, entre más avanzada edad, se tiene tendencias conservadoras, eso es evidente. No obstante, como individuos investidos de poder político esto no los exime de errores, desatinos, senilidad política o arraigo a esquemas del pasado. Después de todo, aunque juventud no es sinónimo de experiencia, los líderes políticos deberían innovar, así como tener visión de largo plazo en sus decisiones clave.
