Nuevo giro para los 43 de Ayotzinapa
julio 16, 2020 Desactivado Por La Opinión deDespués de seis años, se abre una pequeña esperanza en el caso de los 43 de Ayotzinapa, con la aparición de restos óseos de uno de los estudiantes desaparecidos. Hace unas semanas se encontraron en la Barranca de la Carnicería huesos del normalista Christian Alfonso Rodríguez Telumbre. No obstante, esta esperanza convive con el escepticismo y ya hay quien ha afirmado que la reapertura del caso sólo es una cortina de humo para desviar la atención de la gestión del Gobierno durante la pandemia. Así, el Comité Ejecutivo Estudiantil Ricardo Flores Magón ha denunciado que no quieren convertir su causa en un instrumento mediático al servicio del Estado.
Lo más importante en el hallazgo de los nuevos restos es que, por primera vez, se tiene certeza de la identidad de la persona a la que pertenecen y del lugar en el que fueron encontrados. En el caso de los huesos supuestamente pertenecientes a Jhosivani Guerrero de la Cruz no se dieron los patrones de genética que demandan los peritos y en el caso de Alexander Mora Venancio, pese a que su identificación era 100% clara, no se tuvo certeza del lugar en el que se encontraron los huesos. Asimismo, los nuevos restos cambian la narrativa de la llamada “verdad histórica”, la cual sostenía que los estudiantes fueron secuestrados y asesinados por una banda de narcotráfico conocida como Guerreros Unidos. Posteriormente, se dijo que fueron incinerados en el basurero del municipio de Cocula.
En esta nueva etapa de la investigación, la Fiscalía General ha solicitado la aprehensión de 46 exfuncionarios de Guerrero, acusándoles de desaparición forzada y delincuencia organizada. Entre ellos se encuentra Tomás Zerón de Lucía, exdirector de la Agencia de Investigación Criminal y responsable de la investigación de la que concluyó la “verdad histórica”. El caso de los 43 de Ayotzinapa cada vez parece ser más evidente la implicación de las fuerzas de seguridad y la existencia de un pacto de impunidad. De hecho, la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) ya denunció en el pasado que la investigación de la desaparición se vio afectada por torturas y encubrimiento por parte de los entes responsables de las pesquisas.
Las nuevas informaciones son preocupantes porque ya no sólo apuntan a la incapacidad del gobierno mexicano para investigar debidamente la desaparición de los estudiantes, sino porque refuerza la presunta implicación de las fuerzas del Estado. Cada vez es más necesario conocer las falencias de la policía y reforzar los mecanismos de supervisión interna. Ya no se trata únicamente de hacer justicia con los desaparecidos y su entorno, sino de depurar instituciones, desmontando prácticas ilegales y lesivas.
Romper esas estructuras es un trabajo arduo y costoso. Requiere acabar con pactos de connivencia y lealtad, desmontar prácticas informales, establecer nuevas relaciones de poder y exigir muchas responsabilidades. El actual presidente López Obrador hizo de los 43 de Ayotzinapa una bandera y prometió esclarecer lo ocurrido, prestando atención a los familiares de las víctimas y mostrándose crítico con la investigación llevada a cabo por el anterior presidente, Enrique Peña Nieto. Ya han pasado seis años desde la desaparición de los estudiantes y año y medio de la llegada de López Obrador a la Presidencia. Los familiares siguen esperando saber qué ocurrió y en México sigue habiendo desaparecidos y violencia policial. Hay muchas Ayotzinapas a las que nadie presta atención.
Mélany Barragán
Twitter: @MelanyBarragan7
Fotografía: PetrohsW / commons.wikimedia.org